viernes, 14 de noviembre de 2008

Una noche de uñas y silencio

Son las 10:41. Todos mis amigos se están alistando para ir al tono de la Sapa, que dicen va a ser el mejor tono de la historia, y yo estoy solo, con mi blog y mi poemario, temblando de miedo, con sueño, porque mañana tengo mi examen de literatura.

Tengo nervios, porque nunca podré estar suficientemente preparado. Tengo sueño, pero no puedo dormir, porque al dormir, me someteré a la inconciencia y no podré seguir estudiando. Si me duermo, me dormiré con el conocimiento que tenga al dormir. ¿Es suficiente?

Nunca he tenido tantos nervios por algo. La literatura es algo muy importante para mí, quizás hasta más que la música. Perdón, afirmo, es más importante que la música. Y mañana tendré que probarme muchas cosas. Quiero romperla, quiero hacerlo de la mejor manera.

Tengo nervios inefables. Tengo que memorizarme esa palabra por si me toca Los heraldos negros. Inefable significa que no se puede explicar con palabras. No puedo. No puedo.

10:44. Mis manos tiemblan. Y me hundo en mí mismo y no me toco.