Hoy día estoy medio usureado porque es el último sábado de mis vacaciones.
Han pasado tres semanas, y, en verdad, siento que estas 3 semanas de reflección y diversión me han hecho mejor persona. Me templé, me destemplé, me puse emo un rato y de ahi fue (con rima incluida). Me metí la bomba más alucinante imaginable cuando Jorge ingresó a la universidad. Jugue mucha pichanga, en especial en la primera semana. Caminé mucho. Me di cuenta, en varias noches en compañia de mis amigos del barrio y el popular ron Medellín (Medeshín para los amigos), lo que significan los amigos, en especial si los has tenido toda tu vida, y como es que a veces dejan de ser amigos y pasan a ser parte de tu existencia.
Es loco a veces pensar, a lo Vallejo, en como se acumula todo lo vivido. Le pasan tantas cosas a uno, y le van cagando/arreglando el cerebro de a poquitos. Es maravilloso e infinito.
Pero no importa, porque igual existe el Medellín para quemar todas las neuronas y zurrarse, y hacer huevadas a lo ir al carmelitas a las 6 de la mañana o sacarle la wasa a un profesor de Pamer.
Papi
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